Desde el centro Huno Formación y Desarrollo, queremos hablarte hoy de adolescentes con TDAH.

el camino de la adolescencia, una etapa llena de cambios, inseguridades y búsqueda de identidad. Para los adolescentes con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), este proceso puede ser aún más complejo, especialmente cuando se enfrentan al peso de etiquetas diagnósticas que, aunque útiles en contextos clínicos y educativos, a menudo se convierten en un obstáculo en su día a día.

El impacto de las etiquetas: ¿estamos señalando demasiado?

Las etiquetas, como "TDAH", son herramientas diseñadas para que los profesionales comprendan mejor las necesidades de los niños y adolescentes, y para que puedan diseñar estrategias que favorezcan su aprendizaje y bienestar. Sin embargo, cuando estas etiquetas se trasladan fuera del ámbito profesional y se utilizan en casa, en el instituto o entre iguales, el adolescente puede sentirse definido únicamente por un diagnóstico.

En lugar de percibirse como un joven con sueños, habilidades y retos como cualquier otro, puede llegar a interiorizar que "es diferente", "problemático" o incluso "incapaz". Esto tiene un impacto directo en su autoestima, ya de por sí frágil en esta etapa. Recordemos que la adolescencia es un momento clave en la construcción de su identidad; cualquier mensaje que reciba en estos años puede marcar profundamente cómo se percibe a sí mismo.

Validar, no señalar

Es fundamental que los padres, madres y figuras educativas aprendamos a validar las emociones de estos jóvenes. Cuando un adolescente con TDAH se siente constantemente señalado —por moverse más de la cuenta, por olvidarse de una tarea o por tener dificultades para concentrarse—, no solo se enfrenta al desafío propio de su condición, sino también a una sensación de rechazo o incomprensión que puede ser devastadora.

En lugar de enfatizar constantemente el diagnóstico, enfoquémonos en comprender sus emociones:

- Frustración: Pueden sentirse frustrados consigo mismos cuando no logran cumplir con las expectativas académicas o sociales. Escucharles y reconocer esa frustración es clave.

- Cansancio emocional: Estar bajo la lupa constantemente es agotador. Permitirles expresar cómo se sienten sin juzgarles es un acto de amor.

- Deseos de encajar: Como cualquier adolescente, quieren sentirse parte de su grupo. Enfaticemos sus puntos fuertes y ayudémosles a ver que no son "su diagnóstico", sino mucho más que eso.


El papel de las familias: informar, pero sin limitar

Como padres y madres, nuestro papel es crucial. La información sobre el TDAH debe ser vista como una herramienta para comprender mejor las necesidades educativas y emocionales del adolescente, no como un recordatorio constante de sus dificultades. Compartir estrategias para ayudarles en su día a día —como rutinas, técnicas para la gestión del tiempo o apoyos escolares— es mucho más efectivo que centrar la conversación en sus carencias.

Al mismo tiempo, cuidemos cómo hablamos de ellos frente a otros, especialmente en familia o en reuniones escolares. Frases como "es que tiene TDAH, por eso no puede" pueden reforzar esa sensación de ser "el problema". En lugar de eso, enfoquémonos en lo positivo: "le cuesta concentrarse, pero con apoyo está logrando grandes avances".

¿Y en la escuela?

En el contexto escolar, es común que los adolescentes con TDAH se sientan "diferentes". Las adaptaciones curriculares, aunque necesarias, a veces les hacen sentir que están en el centro de la atención, y no siempre de manera positiva. Aquí, el papel de los docentes es clave: deben asegurarse de que las adaptaciones no se perciban como un trato desigual, sino como una forma de que cada estudiante alcance su máximo potencial.

Además, fomentar un entorno de respeto y empatía en el aula es esencial. La sensibilización de los compañeros puede marcar la diferencia para que estos adolescentes se sientan aceptados y valorados por quienes son, y no etiquetados por su diagnóstico.

Construyendo una autoestima sólida

Para ayudar a un adolescente con TDAH a construir una autoestima fuerte, es vital:

1. Resaltar sus fortalezas: Quizá se les dificulte concentrarse, pero son creativos, resilientes y llenos de energía. Ayudémosles a identificar sus talentos.


2. Celebrar los logros pequeños y grandes: Cada avance, por mínimo que parezca, merece ser reconocido. Esto les motiva y les hace sentir valorados.


3. Fomentar la independencia: Aunque requieran apoyos, es importante que sientan que tienen control sobre su vida. Permitirles tomar decisiones y asumir responsabilidades refuerza su confianza.


4. Enseñarles a gestionar emociones: Ofrecerles herramientas para identificar y expresar sus sentimientos les ayuda a enfrentar los desafíos con mayor seguridad.

 

Los adolescentes con TDAH no necesitan ser definidos por un diagnóstico; necesitan ser escuchados, comprendidos y apoyados. Como adultos, nuestro deber es ofrecerles un entorno en el que puedan florecer sin sentir que siempre están bajo juicio. En Huno Formación y Desarrollo trabajamos para validar sus emociones, trabajemos en conjunto para atender sus necesidades educativas y, sobre todo, recordemos que detrás de cualquier etiqueta hay un joven con sueños, potencial y un enorme deseo de ser aceptado tal y como es.

Construyamos un camino de empatía y apoyo, dejando las etiquetas donde pertenecen: en manos de los profesionales, y devolviendo a estos adolescentes lo que más necesitan en esta etapa de sus vidas: confianza, comprensión y amor incondicional.


Referencias: Álvarez, M. P. (2018). Más Aristóteles y menos Concerta®: Las cuatro causas del TDAH. Ned Ediciones.
Rodríguez, M. D. M. M., & Cobos, F. J. M. (2017). Efectos estigmatizantes del diagnóstico psicológico en niños. EJIHPE: European Journal of Investigation in Health, Psychology and Education, 7(1), 47-58. Recuperado de : https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6477843