Psicología infantojuvenil: Edad Escolar
En la etapa infanto-juvenil podemos encontrar en nuestros hij@s dificultades transitorias o permanentes (trastornos) que le causan interferencias en su vida cotidiana impidiendo un desarrollo ajustado y eficaz en los distintos contextos en los que se desenvuelve: familiar, escolar y/o social. Por lo que es muy importante su detección temprana y correcto abordaje, ya que una detección tardía puede causar efectos en el menor de vulnerabilidad, desadaptación al entorno y un bajo rendimiento futuro. La principal dificultad que encontramos para llevar a cabo una detección temprana es que los menores no son capaces de revelar cuándo algo está mal; por esta razón, el papel de las familias es primordial, ayudando a identificar estas dificultades en sus hijos e hijas para pedir ayuda a especialistas. De esta manera, desde RUBE ofrecemos la atención que merecen los trastornos infanto-juveniles o las dificultades transitorias, con el objeto de evitar o reducir los desajustes que puedan darse en el desarrollo adulto de nuestros niños/as, favoreciendo un crecimiento seguro y feliz.
OBJETIVOS
1. Identificar el trastorno o malestar generado en el niño/a o adolescente y los factores que lo originan, ya sean internos o procedentes de su entorno, con el fin de poner en marcha un plan de intervención individualizado.
2. Procurar la mejora y el ajuste social y emocional en el desarrollo evolutivo del menor, y por tanto, en su bienestar y el de su familia.
3. En el caso de trastornos crónicos, conseguir el mejor funcionamiento y bienestar posibles, tanto para los menores como para las familias.